Angry Pussy

Habìa una vez en un reino lejano, un joven y apuesto prìncipe al que le gustaba tocar la flauta. El rey no estaba de acuerdo con su aficiòn pues la ocupaciòn oficial del reino era la metalurgia. Hombres y mujeres se dedicaban desde pequeños a fundir y trabajar el metal con el fin de realizar las màs pesadas y peligrosas armas, sus manos callosas y sus ropas llenas de hollìn contrastaban con la elegancia y delicadeza del joven cuya fuerza residìa unicamente en los pulmones.

Se mantenìa una guerra perpetua con el reino vecino; la ocupaciòn oficial de este era la cacerìa, esta les daba diversas habilidades en la lucha; con las pieles realizaban escudos y con los huesos armas finas pero mortìferas. Por lo mismo el rey estaba tambien en desacuerdo con el pasatiempo de su hijo, la cocina vegetariana gourmet.

En una frìa noche de invierno los habitantes y reyes de ambos reinos se sorprendieron al ver en el cielo luces rojizas intermitentes y destellos multicolores; tras escuchar un gran estruendo tods acudieron a la colina que separaba un reino de otro, de una viscosa niebla que aùn destellaba aleatoriamente de todos colores vieron salir uno a uno todo un ejercito de gatos zombies radioactivos del espacio exterior, quienes se lanzaron ferozmente sobre ellos inmunes a sus armas, escudos y habilidades en la lucha.

Al cabo de unas horas los cadàveres de los habitantes y reyes de ambos pueblos yacìan en la colina. Los unicos sobrevivientes eran los dos prìncipes, quienes al cumplir los 18 años (esa misma tarde) adquirieron poderes màgicos pues asì lo dictaba la profecìa.

Al mismo tiempo saliò cada uno de us respectivo castillo y al mismo tiempo llegaron corriendo a la colina. Al mismo tiempo le pidieron amablemente a los gatos zombies radioactivos que se retiraran y al mismo tiempo se entregaron a un largo, hùmedo y apasionado beso de victoria al ver que los gatos zombies radioactivos regresaban a su nave y despegaban.


Vivieron felices para siempre...