Vi un gato en el techo del psiquiatrico. Un gato blanco como el que siempre he soñado. Le hablè y me ignorò por completo, la segunda vez volteo a verme con cara de 'dejame en paz imbecil'. Lo tomè como una señal. Ultimamente todo parece dirigirse a mi directamente o quizà por fin estoy perdiendo por completo la lìnea entre la realidad y la fantasìa. Camino acà en el trolebus se subiò un chico vestido de negro, todo era negro excepto unas pequeñititititas letras blancas en su chaleco que decìan blessed are the sick; yo venìa escuchando I want it de las seven year bitch pensando en como me gustarìa ser una zorra dominante que consiga todo lo que quiere (justo ahora hay una paciente delante de mi, trae una bolsa con una imagen de Taz con una mirada a cual màs pìcara que dice just do it)
Estoy segura que si en este momento me asomo de nuevo por la ventana el gato me hablarà y tambièn me dirà -solo hazlo patètica perra reprimida! Meow-
¿Hacer que? No se. Estudiar algo que nunca pude como autèntico vudù tahitiano, ir a bailar a un antro gay y amanecer sin ropa en un cuartucho de Neza, matar al presidente... Lo que sea, no importa, solo HACER ALGO.
...
Amo a los gatos sabios. Esos que se te aparecen de la nada sonriendo y dicen cosas muy ciertas en el momento en que màs necesitas una revelaciòn. Algunos lo llaman esquizofrenia (y algunos dicen que soy muy influenciable con lo que leo ¬¬) pero que demonios saben ellos?
De que otra manera podrìan explicar unas letritititititas que dicen blessed are the sick y un gato blanco en el techo del psiquiatrico, ah?
Escrito esta mañana despuès de un èxtasis religioso por tomar una bebida energètica imitaciòn red bull de Waldo's mezclada con dos cucharadas de cafè y un àcido acetilsalicìlico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario